Pápula fibrosa: características, causas y tratamiento

La pápula fibrosa es una lesión benigna de la piel que se presenta como una protuberancia pequeña y firme. El tratamiento de la pápula fibrosa generalmente no es necesario, a menos que la lesión cause molestias o sea un problema estético. No se conocen formas de prevenir la aparición de pápulas fibrosas.

Introducción sobre la pápula fibrosa

La pápula fibrosa es una lesión benigna de la piel que suele aparecer en la cara, especialmente en la zona de la nariz. Aunque no causa problemas de salud, puede ser un problema estético para quienes la padecen. En este artículo se describirán las características de esta patología, así como sus causas, síntomas y tratamiento.

Epidemiología de la pápula fibrosa

La pápula fibrosa es una patología que afecta principalmente a adultos, especialmente a mujeres entre los 30 y los 50 años. Se estima que su prevalencia oscila entre el 0,3% y el 1,6% de la población. No se ha encontrado una asociación clara con factores genéticos o étnicos.

Cuadro clínico de la pápula fibrosa

La pápula fibrosa se presenta como una lesión elevada de la piel, redondeada y de color similar al de la piel circundante. Puede tener un tamaño variable, desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros. Suele aparecer en la zona de la nariz, aunque también puede afectar a otras zonas de la cara o del cuerpo.

Causas de la pápula fibrosa

La causa exacta de la pápula fibrosa no se conoce con certeza, aunque se cree que está relacionada con la actividad excesiva de los fibroblastos, células que producen colágeno y elastina en la piel. También se ha observado que la exposición solar puede ser un factor desencadenante.

Síntomas de la pápula fibrosa

La pápula fibrosa no suele causar síntomas, aunque en algunos casos puede producir picor o molestias. En general, su principal problema es el aspecto estético, por lo que muchas personas deciden someterse a tratamiento para eliminarla.

Diagnóstico de pápula fibrosa

La pápula fibrosa es una lesión benigna de la piel que se presenta como una protuberancia pequeña y firme, de color carne o marrón. Aunque no es peligrosa, puede ser una preocupación estética para algunas personas. El diagnóstico de la pápula fibrosa se realiza mediante un examen visual por un dermatólogo o médico especialista en piel. En algunos casos, se puede realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico.

Tratamiento de pápula fibrosa

El tratamiento de la pápula fibrosa generalmente no es necesario, a menos que la lesión cause molestias o sea un problema estético. En esos casos, el tratamiento puede incluir la eliminación quirúrgica de la lesión. Este procedimiento es rápido y sencillo, y se realiza en la consulta del médico. Otras opciones de tratamiento incluyen la crioterapia (congelación) o la electrocoagulación (quemado con corriente eléctrica).

Prevención de pápula fibrosa

No se conocen formas de prevenir la aparición de pápulas fibrosas. Sin embargo, es importante cuidar la piel y evitar la exposición excesiva al sol, ya que esto puede provocar la aparición de otras lesiones cutáneas. También se recomienda mantener una buena higiene de la piel y evitar rascar o frotar la piel con demasiada fuerza, ya que esto puede irritar la piel y provocar la formación de lesiones.

Referencias

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