Azatioprina: usos, efectos y mecanismo de acción

Introducción

La azatioprina es un medicamento inmunosupresor utilizado en el tratamiento de diversas enfermedades autoinmunitarias. Su capacidad para inhibir la activación de células T y B la hacen una opción efectiva en el tratamiento de enfermedades como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, entre otras.

Usos actuales

La azatioprina se utiliza principalmente como inmunosupresor en el trasplante de órganos para prevenir el rechazo del órgano trasplantado. También se ha demostrado efectiva en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la miastenia gravis, entre otras.

Efectos benéficos y adversos

Entre los efectos benéficos de la azatioprina se encuentra su capacidad para inhibir la activación de células T y B, lo que la hace efectiva en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias. Sin embargo, su uso prolongado puede aumentar el riesgo de infecciones y cáncer.

Obtención

La azatioprina se obtiene a través de la síntesis química de la 6-mercaptopurina, un compuesto utilizado en el tratamiento de la leucemia. En la síntesis se sustituye el grupo amino de la 6-mercaptopurina por un grupo imidazol, lo que da como resultado la azatioprina.

Estado actual de la investigación

Actualmente se están realizando estudios para evaluar el uso de la azatioprina en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias como la psoriasis y el lupus eritematoso sistémico. También se están investigando nuevas formas de administración del medicamento para reducir sus efectos adversos.

Mecanismo de acción

El mecanismo de acción de la azatioprina se basa en su capacidad para inhibir la síntesis de ADN y ARN, lo que disminuye la proliferación de células T y B. También puede inhibir la actividad de ciertas enzimas que intervienen en la activación de células T y B.

Resumen

La azatioprina es un medicamento inmunosupresor utilizado en el tratamiento de diversas enfermedades autoinmunitarias. Su capacidad para inhibir la activación de células T y B la hacen una opción efectiva en el tratamiento de enfermedades como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, entre otras. Sin embargo, su uso prolongado puede aumentar el riesgo de infecciones y cáncer.

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