Malformación Arteriovenosa: síntomas, causas y tratamiento

La malformación arteriovenosa (MAV) es una afección en la que se produce una conexión anormal entre las arterias y las venas, sin la presencia de capilares. El diagnóstico de MAV se realiza a través de una serie de pruebas y exámenes, como resonancia magnética (RM), angiografía cerebral y tomografía computarizada (TC). El tratamiento de MAV depende del tamaño y la ubicación de la malformación, así como de la gravedad de los síntomas. No existe una forma conocida de prevenir la MAV.

Introducción

La Malformación Arteriovenosa (MAV) es una enfermedad congénita que afecta el sistema nervioso central, caracterizada por la presencia de un entramado anormal de vasos sanguíneos que conectan arterias y venas sin la presencia de capilares. Estas malformaciones pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en el cerebro y la médula espinal.

Epidemiología

La MAV es una enfermedad poco frecuente, que afecta aproximadamente al 0,1% de la población. Se estima que la incidencia de la enfermedad es de 1 caso por cada 100.000 personas al año. La enfermedad es más común en hombres que en mujeres.

Cuadro clínico

Los síntomas de la MAV dependen de la ubicación de la malformación y del tamaño del entramado vascular. Algunos pacientes pueden no presentar síntomas, mientras que otros pueden experimentar dolores de cabeza, convulsiones, debilidad muscular, problemas de visión, dificultades para hablar, entre otros.

Causas

La causa exacta de la MAV es desconocida. Sin embargo, se cree que la enfermedad es el resultado de una anomalía en el desarrollo de los vasos sanguíneos durante la gestación.

Síntomas

Los síntomas de la MAV pueden incluir dolores de cabeza, convulsiones, debilidad muscular, problemas de visión, dificultades para hablar, entre otros. En algunos casos, los pacientes pueden no presentar síntomas.

Diagnóstico de malformación arteriovenosa

La malformación arteriovenosa (MAV) es una afección en la que se produce una conexión anormal entre las arterias y las venas, sin la presencia de capilares. Esta conexión anormal puede provocar una serie de síntomas y complicaciones, como dolor de cabeza, convulsiones, hemorragias cerebrales y problemas neurológicos.

El diagnóstico de MAV se realiza a través de una serie de pruebas y exámenes, como resonancia magnética (RM), angiografía cerebral y tomografía computarizada (TC). Estas pruebas permiten a los médicos visualizar la MAV y determinar su tamaño y ubicación.

Tratamiento de malformación arteriovenosa

El tratamiento de MAV depende del tamaño y la ubicación de la malformación, así como de la gravedad de los síntomas. En algunos casos, se puede optar por la observación y el seguimiento regular de la MAV. En otros casos, se pueden utilizar técnicas de embolización, radioterapia o cirugía para tratar la MAV.

La embolización implica la inyección de un material en las arterias que alimentan la MAV, lo que provoca su obstrucción y reduce el flujo sanguíneo a la malformación. La radioterapia utiliza radiación de alta energía para destruir las células anormales de la MAV. La cirugía es una opción para MAV grandes o ubicadas en áreas críticas del cerebro.

Prevención de malformación arteriovenosa

No existe una forma conocida de prevenir la MAV. Sin embargo, es importante controlar los factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la MAV, como la hipertensión arterial y el consumo de tabaco.

Referencias

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